Caminamos hoy entre los distintos recursos que nos ofrece la dehesa, encontramos la bellota de los alcornoques, con una protección extra proporcionada por el grosor de su cáscara, que le permite mantener el alimento fresco y apetitoso para los cochinos, que llegan a enero enriquecidos de los productos de las encinas.
Las mañanas son frías y la escarcha de los charcos nos hacen replantearnos la salida.
No obstante, hay pocas cosas más maravillosas que encontrar un rayito de sol y la piara de cerdos exhausta tras una mañana de dura caminata para encontrar todos estos manjares.... Así, tomando el tiempo suficiente para observar, para empaparte con ellos, para sonreirles de cerca y compartir esa sensación de plenitud que derrochan; encontramos nuestro momento en el mes del frío esperado.
Memoria 20 Enero:
Abres la portera para salir con el coche de la parcela de la casa, y ellos están tumbados a 10metros en su momento de siesta matinal, nada les preocupa, nada les molesta; subes al coche y.... Vuelves a bajar, para recordarles que la curiosidad no puede llegar a ese extremo y han de esperar a que pases: "Chicos, fuera... No podeis pasar, dejadme salir!"
Escuchan atentos (no ven muy bien, pero su oído es fino y también su olfato). Te huelen y saben que eres tú, por ello deciden echarte cuenta y se alejan. El juego ha comenzado y tú no lo sabías. Juguetones vuelven a la carga en el momento que cierras la puerta del coche de nuevo. Bajas de nuevo y ahora te miran intrigados..."¿Por qué abres la puerta si no quieres que entremos? Hay una encina ahí a la derecha que tiene muy buena pinta, serán 5 minutitos". Los dos primeros empiezan a hozar y entre todos tocan esa canción que embauca en la montanera... Parecen un grupo de amigos comiendo pipas.
Así es como vuelven a conquistarte, como vuelves a caer... y como de nuevo, llegas tarde.
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