Como si aprendiésemos a bailar con el medio, en vez de intentar controlarlo, este fin de semana todas las luces han alumbrado la invitación a la reflexión.
Rosa es una niña de 12 años, que viaja con su familia. En un día muy caluroso, las aluas salen de un hormiguero que parece rebosar de vida en la caida de la tarde, entre rayos de sol vemos como las futuras reinas y sus potenciales amantes se juegan el tipo para cruzar la aventura de sus vidas.
Así, el reflejo de lo que podía ser una tarde más se descompone en pequeños trocitos de deliciosos manjares. Paula cuenta, con brillo en sus ojos, que ha viajado este año a cuatro destinos diferentes, y que no ha visto hormigas en ninguno de ellos, a pesar de estar en el campo.
Me gusta escucharla, desde que empecé a viajar he diferenciado dos tipos de experiencias: los viajes por fuera, y los viajes por dentro.
Me perdonáis, cómo mujer viajar es una posibilidad relativamente nueva, un mundo de oportunidades brindadas al autoconocimiento y un sorbito de libertad que nuestras antepasadas no podrían permitirse. Hace no tanto, las chicas jóvenes no podían pensar en una celebración, un respiro o un cambio radical a traves de los viajes. Esta revolución que se ha fomentado en nuestro tiempo nos ha dado alas, las mismas que nos permiten volar, pero que a veces hay que saber controlar para no perder los detalles....
El turismo como herramienta de autoconocimiento es un tesoro, pero queríamos hacer hincapié en la relevancia de su calidad. Pagar por un servicio o un producto; un vuelo, un alquiler en una casa, un tour, un solomillo con patatas.... No nos deja en el punto de no ser coautores de nuestra propia experiencia. A veces, parece que sin querer "consumimos" los lugares, un bonito viaje a Francia, sin pararse a conocer a las personas del lugar; un fin de semana en Cadiz sin probar queso payoyo,.....
Por esta razón compartimos también el curso de la Unia, dónde estaremos exponiendo el próximo 12 de Julio, por si tenéis ganas de conocer con nosotros otros proyectos que promueven la diversidad en la colaboración y el consumo consciente.
Me hace infinita ilusión descubrir que viajar es tan sencillo como compartir las palabras apropiadas en el momento justo, la mirada en una dirección concreta o unas patatas recien recogidas.
Os deseamos que, como Rosa, podáis descubrir las aluas de la vida. Os sentéis al lado de las personas que las compartan con vosotros y podáis observar la grandeza de las hormigas. Gracias a Natalia Escaño, por sus pinceladas gigantes en nuestras vidas
