¿POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS?
La educación al aire libre (Outdoor education) se ha convertido en un principio cada vez más importante de la educación en los últimos años por varias razones. Una preocupación principal es el medio en constante cambio de las experiencias familiares y la aparente desconexión con la naturaleza.
De acuerdo con un informe de la Fundación de la Familia Kaiser, los jóvenes entre 8 y 18 años de edad hoy en día dedican una media de 7 horas y 38 minutos al día para el uso de los medios de entretenimiento, lo que equivale a más de 53 horas semanales. Y pasan gran parte de ese tiempo utilizando recursos multimedia, (Rideout, Foehr, y Roberts, 2010). Obviamente, este tiempo no está siendo utilizando para actividades físicas esenciales, y puede ser un factor importante que contribuye a una serie de problemas observados en los tiempos modernos.
Richard Louv describe una necesidad en las generaciones modernas, definido como "Déficit de Naturaleza".En su libro, Last Child in the Woods, Louv (2005) cita una serie de investigaciones para
resaltar varias consecuencias de la actividad al aire libre en las personas, y relaciona el desarrollo de actividades en el medio natural con la salud física y emocional. Así, Louv expone en sus diferentes obras la actividad física en el medio natural como un refuerzo en la educación que promueve la capacidad de atención de los niños, su implicación con proyectos propios y colectivos, y potencia su creatividad
Además de los beneficios de salud evidentes de experiencias al aire libre, la mejora académica
el rendimiento puede estar vinculado a este tipo de experiencias. Según Louw (2007), hay
evidencia de que las escuelas que utilizan aulas al aire libre (o aulas en la naturaleza) y otras formas de educación experiencial producen ganancias significativas en los estudios sociales, ciencias, artes del lenguaje y matemáticas.
No obstante, debido a la expansión urbana, cada vez es más difícil o, en algunos casos casi imposible, aproximar a los estudiantes a las experiencias en ecosistemas naturales de primera mano, incluso existiendo el deseo de hacerlo.
Además el apoyo a la educación ambiental a través de experiencias al aire libre también puede ser
atribuido en parte a la necesidad de abordar directamente los problemas ambientales que enfrenta nuestro comunidades, tanto a nivel local como global. Saylan y Blumstein (2011) ven
la educación ambiental como el vehículo para aumentar la comprensión sobre las complejidades
de los sistemas naturales, y conducir a la búsqueda de soluciones a problemas como el impacto del consumo excesivo en los sistemas ecológicos de los seres humanos. Ellos ven las aulas actuales como diseños que deben ser mejorados con experiencias de los estudiantes en la naturaleza, para facilitar la destrucción de las barreras que pueden encontrar los estudiantes en la asimilación de ciertos conceptos. Facilitando las conexiones y transferencia de conocimiento relevantes y significativos.
Mediante la integración de la educación al aire libre en los programas estándar, Saylan y Blumstein defienden estas experiencias por "estimular las habilidades de pensamiento crítico y de ayudar a los estudiantes aconseguir las mejores condiciones para asimilar y aplicar el conocimiento desde diferentes disciplinas ". Estas experiencias son importantes en el desarrollo de amor a la naturaleza en nombre de los estudiantes, y, un sentido de la responsabilidad y la razón de la protección de los recursos naturales.
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