Ayer acabamos el día con un paseo hasta la cerca de las calabazas, rodeados de hierba mojada, y con la amenaza segura de unas nubes que nos alegran a todos. Botas de agua enfundadas y mil charcos que saltar....
Mientras caminamos buscando las últimas bellotas de la temporada, una de nuestras madres culpa a la serie de Peppa Pig, que fomenta el amor de los niños por saltar en los charcos; su hijo airado contesta con el poder del conocimiento "Jump", como sabemos lo que hacemos, y sabemos expresarlo en otro idioma funciona.
Todo es válido cuando la sonrisa que ilumina nuestras caras es sincera.
Peinamos y preparamos a Sorpresa, nuestra yegua más jovencita, que tuvo un día difícil y se levantó con el pie izquierdo. Teníamos que cambiarla a la cerca del trébol, y estaba contenta cuando llegamos. No obstante, hemos recibido a una nueva amiga en casa, y aún no la conocía.... Pulgarcita, nuestro bodeguero cachorro. Debido a la juventud de ambas, tuvieron un camino entretenido y desafiante, que acabó con una carrera muy muy larga cuando le quitamos las riendas...
Los animales son igual que las personas, cuando lo desconocido llega tomamos el reto, hacemos el llamamiento al límite fisiológico para poder vencer al adversario, o al compañero... Cada uno tiene su propia manera de presentarse.
Esta noche, Pulgarcita no ha ladrado, estaba exhausta y complacida. Sorpresa está calmada, y las dos se miran fijamente, buscando la victoria en la carrera, ¿Quién ganó? Como siempre la voz de Lola, que al llamar a la perrita a cenar puso un punto y final a la persecución de palomas compartidas. No se han retado a duelo, pero han aprendido a respetarse, esta mañana pasean juntas y desafían a las cabritas que desde lejos las observan recelosas. "Extraña manada"
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